sábado, 18 de abril de 2009

Escena para un cuento. Me falta la historia

Me mirás y se que me deseás. Mucho. Me comés con lo ojos. Porque te morís por tenerme. Te acercás y me rodeás la cintura con tu brazo. Yo me dejo porque también me muero por tenerte. Me apretás, a lo bestia, contra tu cuerpo mientras me apoyás en el costado del auto. Nuestras caras se rozan y mi excitación crece imparable. Tu respiración agitada calienta mi cuello. Tu beso hierve en mi piel. Mi boca busca la tuya, mi cuerpo se quiere fundir con el tuyo. Me aprieto más contra vos y nuestras anatomías encajan a la perfección. Tus manos se mueven, diestras, y me recorren. Arden como mi piel. Los besos, los movimientos, se vuelven furiosos, casi violentos. Haciendo un esfuerzo enorme, nos separamos apenas para tomar aire. Tu boca en mi oído:

¿A dónde es que querías ir?

Tus ojos me tienen dominada. Los míos sonríen, y de mi boca sale el sonido entrecortado.

A tu cama.
Sonreís vos también.

Me tomás de la mano y me llevás hasta tu habitación. El trayecto hasta la entrada del edificio, los siete pisos en ascensor, abrir la puerta del departamento… Parece una eternidad.

Llegamos. Nos desesperamos. Me desespero. Tenerte, por fin, tan cerca, tan real. Mis manos ágiles te buscan y te encuentran. En segundos, tu pantalón está en el piso. Dos segundos más, y mi pollera está en mi cintura. Tus manos. Tus dedos…
Tengo sed, te susurro.
La confusión en tu rostro no dura nada mientras bajo y te busco. Te beso, te lamo, te acaricio. Tu mano sujeta mi cabeza mientras tus jadeos crecen. Me cuesta respirar. Todo tu cuerpo crece. Te sujeto y sigo succionando. Respondés a la perfección.

Tengo sed, te repito.

La voz me sale ronca esta vez, apenas puedo emitir los sonidos. Entonces entendés. Nuestros movimientos se aceleran. Tus dedos se clavan en mi pelo y tiran de él, mientras mi cara se aplasta contra tu cuerpo. Solita, mi mano busca entre mis piernas abiertas. Estoy húmeda, cálida. Te das cuenta de lo que estoy haciendo y, de repente, satisfacés mi sed. Tu líquido caliente atraviesa mi boca para seguir hasta mi garganta. Me gusta su acidez: es tu sabor. Mi lengua te recorre para no desperdiciar ni una gota.

Me paro y te miro a los ojos. Tu beso es suave, delicado, exclusivo para mí.

3 comentarios:

maniática dijo...

hola
¿vas a esperar virgen hasta la luna de miel?

beso

Ricardo Fasseri dijo...

Guauu! impresionante! un incendio! jaja.

Natalia, la capricorniana alegre dijo...

maniática: no creo que llegue, ni aunque me lleven a Bora Bora. Beso.

Ric: Salió bueno ¿no? Voy mejorando ¿vio?