sábado, 27 de junio de 2009

Hackeando el correo de R que conoció a F por internet (Parte 3)


Día 18
Ya estoy en Suecia, hecho mierda, obvio. No es así como vos lo decís. Te llamé todo el día. Te deje 2 o 3 mensajes.
No te seguí. Como no te podía ubicar, me fui para Sanchez de Loria y Rivadavia por si te ubicaba en esa zona y, de casualidad, buscando asiento, te encontré en el subte. No tengas miedo de nada. Eso es lo último que deseo. Te quiero de verdad.
No soy como los demás. Ya te vas a dar cuenta. Si pensás que así me podés sacar de encima estás equivocada. Aún cuando no te vea más voy a pensar siempre en vos.
Tenés derecho a hacer lo que quieras, pero decímelo. Prefiero que me revientes con un mail como este y no estar en bolas sin saber que hacer.
Habíamos quedado el jueves a la noche en salir y encontrarnos a la misma hora. Te llame todo el día. Escucha los mensajes.
A pesar de todo lo feo, al menos te vi.
Te quiero mucho
F

Día 18
Me olvide de decirte algunas cositas:
Ayer, si es por el sábado, me comuniqué con vos. Fijate que te dejé un mensaje. Después tomé el avión. No pude llamarte más hasta ahora (tuve 18 horas de viaje con el transfer).
No me interesa otra mujer que no seas vos. Fui un pelotudo al decirte eso de las suecas, lo admito. Además de no ser verdad, fue un exceso de pelotudismo masculino. Ahora estoy solo en el hotel y no tengo ganas de nada, salvo de estar con vos.
Estoy "enfermo" de vos.
HACE RATO QUE NO SENTIA CELOS, MAXIME QUE NO SOY CELOSO.
No te seguí. Pensé que me habías esperado en Piedras. Por eso iba en taxi, pero como se demoraba me bajé y me subí al subte. Ni me imaginé que ibas a estar con otro tipo.
No te busqué en el subte. Te busco siempre y en todos lados. Es algo inexplicable. En Neuquén te buscaba y acá, en Estocolmo, salgo a caminar a ver si te veo.
Voy a adelantar la vuelta. Así no puedo seguir.
Disculpame si te traigo algún tipo de problema. No es mi intención. Va más allá de mi mente.
Te extranio mucho (acá no hay enie).
SOY TUYO PARA SIEMPRE
tu F

Día 18
No resulté como el resto de los tipos. No me puedo dormir. Maniana temprano tengo que ir a trabajar y no tengo ganas de nada. Ni siquiera cene. Jamás me imagine que me ibas a dejar así. Yo también puedo enamorarme de vos.
Te extranio
tu F


Día 19
Cuando regrese te daré todos mis teléfonos. Estoy de acuerdo con lo de los mensajes. Lo que sucede es que cuando no te puedo ubicar al menos quiero que sepas que intente llamarte.
¿No habíamos quedado en salir el viernes? Por lo menos no fuiste tajante en decir que no íbamos a vernos el viernes. Yo acepto que te cancelé el martes y di la cara. Y te aclaré que yo había postergado un día para poder verte.
Aunque no lo creas lo que más me interesa es abrazarte. Fue hermoso como nos conocimos y todo lo que pasó. Ahora tendremos que remarla. Pero estoy dispuesto. Ya sos parte mía, te lo había advertido. Aunque se que no me creés.
Lo de mi situación personal es un tema, lo se. No se yo cómo salir, me imagino vos.
Te pido sinceras disculpas si en algún momento te hago sentir mal.
Al menos, de todo rescato que sentí celos. Si no me importaras ya te hubiera mandado a la mierda y realmente no puedo.
Te quiero.
tu F

Día 20
Ya te contesté esas preguntas varias veces. Trabajo en una oficina en la zona de Tribunales y mi situaciåon matrimonial es un quilombo. Incluso antes de conocerte te dije que era "inestable".
No estoy teniendo diversión con nadie. Lo que paso el viernes pasado me mató, me saco las ganas de todo.
Hay algo que me asustó de vos: la frialdad con la que manejaste todo. No se te movió ni un ápice del cuerpo al verme. Es más, pensé que no me habías reconocido. Pero ya está. Miraré para adelante.
Vamos a tener algo bueno. No puedo estar sin vos. Si no querés que sea tu novio, al menos dejame ser tu amante.
Te extranio.
Besos
tu F

Día 22
¿Por qué no me respondés? Ya te conteste las tres preguntas, ni te imaginás lo que es estar tan lejos y sin vos.
No pensé que esto iba a ser así. Lo que te pido es que no me enganies. Seamos frontales.
Besos.
Te extranio.
tuyo F

viernes, 26 de junio de 2009

Gatos asesinos.

¡Mis gatos me quieren matar como los del cuento!

Averiguen acá si el de ustedes también.

jueves, 25 de junio de 2009

I'm kind of sad...


Me quedo con lo mejor y lo único: su magistral música.

Hackeando el correo de R que conoció a F por internet (Parte 2)


Día 7
No seas boluda. Estuve de reunión hasta recién, y sigo hasta las 20 hs. Con esto de los 3 días fuera de BA se me generó un quilombo increíble.
Desde que corté con vos estoy fuera de la oficina. Veo si te puedo llamar después. Pero no te confundas, soy el que conociste. Es más, a mis chicos aún no los veo desde el domingo porque no tuve tiempo (imaginate lo que deben pensar ellos, y con razón...)
Miss u (and sorry again)
F

Día 8
Lo que pasa es que como se hizo tarde y no llegaba la niñera se los llevo por orden de la madre.

Día 8
Te llamo más tarde, quedate tranquila. Tengo 2 días muy enquilombados. No hice nada de lo que pensaba. En cualquier momento estallo.
Vamos a tener algo muy bueno. Sos única, nunca había vivido algo similar.
Miss u
F

Día 9
Estuve hasta las 4 reunido. Recién termino. Mi jefe se fue. Aún no vi a los chicos desde la semana pasada. Les prometí que me los llevaba el finde a algún lado, porque la semana que viene vuelo a Europa.
NO saques conclusiones apresuradas y equivocadas. Me encantas, toda. Y quiero que nos sigamos viendo. Esta semana fue medio excepcional, por lo nuestro que trastocó todos mis planes (por suerte!), y por el laburo que se me atraso en la misma semana en la que mi jefe se iba.
No hice nada de lo que tenía planeado. Lo que más me apena es no haberte visto otra vez.
Ni pienses en que me voy a ir de tu lado!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Tengo algunas complicaciones laborales que voy a contar cuando te vea la semana que viene.
Miss u always
tu F

Mañana de invierno


Sonó el despertador a las seis y media. María Victoria estiró la mano como todos los días y lo apagó antes de abrir los ojos. Acarició a Juan para despertarlo. Él se dio vuelta y le devolvió la caricia. Ella prendió el velador y se levantó. Hacía mucho frío. Toda la semana había sido helada y costaba más levantarse tan temprano.

Fue hasta el baño y se lavó la cara. Y mientras Juan se bañaba ella preparó el desayuno. Habían adquirido la costumbre de tomar capuccino instantáneo con galletitas de chocolate. A los dos les encantaban.

Volvió a la habitación. Prendió la radio para escuchar el pronóstico que ya conocía: era invierno. Un día más. De fondo se escuchaba la ducha de Juan. Se va a morir de frío, pensó. Iba a tratar de convencerlo de que se secara el pelo como todos los días y él se iba a negar. Como todos los días.

Buscó en el placard qué ponerse. Pero no tenía ganas de pensar. Decidió ponerse la misma ropa que el día anterior. Con cambiar el sweater alcanzaba. Se vistió en un santiamén y fue hasta el comedor a preparar la mesa. Cuando Juan saliera del baño ella entraría a maquillarse en cinco minutos. Tiempo record del cual estaba orgullosa.

Juan salió tiritando. ¿Prendiste la estufa? Sí, pero hace dos grados. Siguió su apresurado camino hacia la habitación par vestirse. Secate el pelo, le dijo desde la mesa. No, no hace falta. Te vas a enfermar. Parecía un deja vu. No te preocupes. Si voy en el auto. Prendo la calefacción y listo. Definitivamente, era un deja vu.

Volvió vestido y sentó con ella. Tomaron el capuccino caliente y se reconfortaron. Se sonrieron mutuamente. María Victoria pensó que eran felices. Yo me llevo el Ka, dijo. Ya lo se, le dijo Juan todavía sonriente, si te encanta. Chiche nuevo, respondió ella comiendo una galletita.

Terminaron el desayuno organizando las cosas del día. Cada uno tomó sus cosas y abrigos y bajaron hasta la cochera. Se despidieron con un beso en los labios, sabiendo que se mantendrían en contacto a pesar de sus obligaciones diarias.

Juan se fue en el Gol y María Victoria se subió al flamante Ka. Era un auto usado, pero era su auto nuevo. Ahora podían ir los dos en auto al trabajo todos los días, sin tener que turnárselo.

Su marido salió primero y ella lo siguió. En la esquina sus caminos se separaban y se saludaron con el clásico bocinazo.

María Victoria giró a la izquierda y avanzó.

Dos cuadras más adelante…

No la vio venir. Sólo supo que la moto apareció en la trompa de su auto. Sólo vio volar por el aire a sus dos ocupantes. Sólo atinó a frenar y bajarse del auto para ver qué había sucedido.

Se sentía como en una nube. El paragolpes del auto había quedado destruido. Como el cuello del conductor de la moto que estaba tirado en el piso en una posición imposible. El acompañante gritaba.

Los otros autos frenaban. Algunos empezaron a llamar a la ambulancia.

María Victoria sacó su celular y llamó a Juan. El teléfono estaba apagado.

Llegó la ambulancia. Luego la policía.

Intentó otra vez con el teléfono. Esta vez estaba prendido. Juan atendió.

– ¿Juan?

– Si, Mavi. ¿Qué pasa?

– Maté a un tipo, Juan.

Vomi




¿Cómo se puede hacer para tipear con el gato colgado de los brazos?

¡Uf!

Hackeando el correo de R que conoció a F por internet (Parte 1)


Día 1
La persona a la que vos le mandaste el guiño, lo que pasa es que no estoy suscripto a ese sitio y no te puedo responder. Por eso te mande el mail "a ciegas", es decir, sin saber cual era el tuyo. Acerté!!!
Bueno, un gusto en conocerte. Espero que nos podamos ver pronto.
Beso
F
PD: te felicito por tu especial belleza.

Día 2
¿No te gustó que te haya encontrado? Tu mail lo saqué de mi imaginación, porque no es el que tenés en el sitio.
Te advierto que soy horrible, pero te mando la foto igual. “Analizá" la foto y después seguimos.
Vivo en Buenos Aires, pero ahora estoy afuera. Regreso el miércoles a la jungla de cemento.
Beso
F

Día 3
No tengo muchas fotos, no uso cámara.
Casi sin conocerte, de vos me encantan 2 cosas:
1) Estas siempre en internet, lo cual hace que nos podamos comunicar bastante seguido.
2) La otra es obvia (tu rostro).
Vos no tenés que ser objetiva, sino imparcial. Te hago muy subjetiva, con opiniones propias y fundadas.
¿Qué hago? Muchas cosas, como vos, pero básicamente me dedico a la Abogacía y viajo por el mundo debido a seminarios, congresos, y también vacaciones.
En BA a veces estoy solo y a veces con mis hijos. Aprovecho para verlos cuando estoy en BA, entonces se quedan conmigo.
Mis medidas: mido 1,86 y peso mas o menos 80 kilos, pero no se bien porque le escapo a la balanza. Ja Ja
Se más lo que no soy que lo que soy en materia religiosa y también "política". Estoy muy orgulloso de no haber votado nunca a algunos partidos, pero no estoy orgulloso de haber votado a alguien en particular.
Mi situación sentimental es bastante inestable, se puede decir que ahora estoy solo.
Bueno, obviamente que vamos a saber más el uno del otro cuando nos conozcamos.
Conste que les tengo mucha fe a F y a R. Ja, ja, ja.
Beso
F

martes, 23 de junio de 2009

El día D


Cachanosky nos dice...

Para que se se depriman y se vayan haciendo a la idea....

¿Qué tan llena tienen la alcancía a esta altura del año? Junten todo lo que puedan. Cierren los ojos bien fuerte y no se dejen tentar por la liquidaciones. Dejen la tarjeta en casa y salgan sólo con la plata de pasaje. Junten todo lo que puedan...


La imagen es de iStockphoto.

lunes, 22 de junio de 2009

Campamento


Él sabía que iba a tomar más alcohol. Era lo único que podía hacer para no pensar en Ella ni ese viaje espantoso. Ya no valía la pena lamentarse. Ni por una cosa ni por la otra. Se sentó en la barra y pidió otra cerveza. Tomó el teléfono y buscó su número.

– No la llames.

Su cerebro parecía luchar en voz alta en su contra. Y tenía voz de mujer.

¿De mujer?

Javier levantó la vista y vio una sonrisa que lo dejó desencajado. No pudo evitar devolver la sonrisa. Tampoco se le ocurrió hacer otra cosa.

– Me llamo Marianela –dijo la chica y le tendió la mano.

Javier se quedó inmóvil. Las mujeres lindas le provocaban ese efecto, lo volvían más estúpido de lo que era. Y esta mujer era muy hermosa. Tenía el pelo largo, negro, brillante como de propaganda, con una leve ondulación. Su boca era perfecta al igual que sus dientes, y por lo tanto también lo era su sonrisa que no desparecía. Javier miró el teléfono otra vez para eliminar lo que seguramente era una alucinación. Volvió a mirar y seguía ella seguía allí, con unos ojazos negros y unas pestañas kilométricas. Ya había bajado la mano, pero seguía sonriendo.

– Yo soy Javier –tartamudeó–. Disculpá, es que… ¿Cómo sabías que iba a…?

Ella se rió.

– Ya estuve ahí, y es horrible. Los celulares te terminan arruinando la vida –sentenció–. No te dan respiro ¿no?

Él asintió. ¿Qué otra cosa podía hacer? Iba a invitarla a tomar pero vio que ella ya había pedido su cerveza.

– No la iba a llamar. Solamente… Esperaba que si miraba su número ella me llamaría –confesó–. Pero no soy telépata.

Se rió amargamente y tomó un trago para mojarse la garganta, que se le había secado de golpe. Miró alrededor para ver si alguien le estaba gastando una broma. Pero no vio nada. Volvió la vista hacia la chica. Tenía un vestido escotado, de una tela liviana con un estampado de flores. Etéreo, como diría una revista de moda. Sonrió. Ella lo miró, inquisitiva.

– Etéreo –dijo él–. Para una revista de moda, tu vestido sería etéreo.

Ella se miró la ropa.

– Es verdad –asintió–. Para no decir transparente, que queda mal.

Se rieron los dos.


Menos mal que había sacado plata del cajero. Menos mal que justo a la vuelta del bar había un hotel. Menos mal que esa chica había aparecido justo en ese momento. Menos mal que Ella ya no estaba en su vida. Porque había pasado la mejor noche de su vida. Marianela tenía la piel tersa, oscura y suave. Era sensual y exquisita. Se movía lenta, flexible, y sabía exactamente hacia dónde tenía que ir. Cómo ir. Sus manos lo recorrieron lentamente, buscando esos lugares que nadie había buscado antes. Como si lo conociera. Su boca, sus labios tan sensuales lo besaron una y otra vez, provocándole esa sensación indescriptible. Esa sensación de no querer estar lejos de ella nunca más.

Aún sentía el olor de su pelo, de su cuerpo. Lo tenía pegado a su propia piel, en sus fosas nasales, mientras desayunaban en el bar. Marianela sonreía. Casi afectuosa pensó Javier. Él le tomaba la mano y no hubiera querido soltársela, pero tenían que separarse. Ella tenía que volver con sus amigas al campamento y él con su madre y su tío. Quedaron en verse por la noche.


Javier estuvo todo el día como en una nube. Claro que Marianela no tenía celular. No la podía llamar y se moría de ganas de escuchar su voz, de escuchar esas cosas maravillosas que le había dicho la noche anterior.

A la noche fue hasta el campamento. Pero ella no estaba. La parcela estaba vacía. Recientemente vacía. Cómo él. Se sentó en el pasto húmedo, mirando el hueco dejado por la carpa. ¿Y ahora? No podía sacarla de su mente. No podía olvidarla. No quería.

Sonó le teléfono. Era Ella.



La imagen es de Lorraine Shirkus

miércoles, 17 de junio de 2009

Mascotas

Primero fue el gato grande, el negro. Empezó a mirarme. A distinguirme. No maullaba. Sólo me miraba. Seguía siendo mimoso como siempre, pero su actitud había cambiado.

No le di importancia. Cuando me iba a trabajar estaban los dos casi siempre dormidos. Pero el negro siempre levantaba la cabeza para mirarme. Una vez me pareció que me despedía con un movimiento de cabeza. El atigrado seguía tontín como siempre.


A la semana siguiente, me desperté sobresaltada como a las tres de la mañana. Los gatos estaban lamiéndome la cara. Me senté en la cama y ahí estaban los dos. Viéndome. Ahora el gato más chico también me miraba raro. Los empujé pero se quedaron ahí, inmóviles. Ahora me miraban ¿amenazantes? Deseché la idea por absurda.

Ese día, cuando llegué a la noche, encontré la heladera abierta. Se habían comido la carne. Estaban los dos en el umbral de la pieza mirándome. Al chiquito le colgaba un pedazo de la boca. Era raro que comieran carne cruda, no les gustaba. Los reté y les pegué un par de manotazos. Pero ni se mosquearon. Mi miraban impávidos. Indiferentes, despectivos. Sobradores.

Los empujé con el pie para que se corrieran. Pero en vez de huir, como lo hacían siempre, se quedaron ahí y cuando pasé intentaron morderme. “¡Gatos de mierda!” dije en voz alta. Lentamente, se metieron debajo de la cama.

Esa noche no cené. Los animales me perseguían por toda la casa en silencio. Me fui a bañar. Al salir del baño ahí estaban los dos. El negro miró al atigrado y maulló. El chiquito a su vez le contestó con dos maullidos. Podría jurar que hablaban de mí.

Al día siguiente empezaban mis vacaciones acumuladas: un mes aislada de todo, lejos del trabajo, de los malos recuerdos, y de esos gatos locos. Me puse a hacer las valijas mientras ellos me miraban fijo. Cada tanto se miraban entre ellos y se maullaban. Estoy segura de que se comunicaban. Volvieron sus cabezas y se fueron a echar en el sillón.

Cuando terminé con todo me fui a dormir. Era la primera noche que mis mascotas no dormían conmigo.


Un dolor agudo me despertó. El negro esta hincando sus dientes en el dedo gordo de mi pie izquierdo. Lo retiré inmediatamente y le di una patada. Pero se quedó ahí relamiéndose la sangre que había manado de la herida. Me levanté y me vestí, medio rengueando porque el dedo dolía mucho. Controlé el alimentador automático, no fuera cosa que se me murieran de inanición o de sed.

De pronto, empezaron a maullar. Como locos. El volumen de los maullidos era impresionante. Nunca los había escuchado chillar de esa manera. Les grité para que se callaran, pero nada. Los corrí pero eran más rápidos que yo. No paraban.

Entonces, comenzaron a venir otros gatos. Por la ventana de la cocina, que estaba segura de haberla cerrado, entraban como si nada. Silenciosos, como si hubieran respondido al llamado. No paraban de llegar. En un rato tuve la casa llena de felinos que me miraban fijo, inmóviles.

Al frente se encontraban los míos, como si fueran los generales del ejército. El negro miró hacia la tropa y luego volvió la vista hacia mí. Caminó muy lentamente en mi dirección. Se paró a mi lado y me mordió en la pierna. Yo me quedé dura. No entendía qué estaba pasando. Parecía una pesadilla. Pero la mordedura había dolido. Reaccioné y salté hacía atrás. Me metí en el cuarto y cerré la puerta justo a tiempo, mientas los animales se lanzaban tras de mí.


Ya pasaron dos semanas. Sigo encerrada en mi cuarto. El teléfono no funciona, imagino que cortaron los cables. La ventana tiene rejas, pero igual hay un ejército de mininos custodiándola. Se me acabó el agua que tenía en la mesa de luz y la sed me está matando. Supongo que es lo que están esperando. Ya intentaron abrir la puerta un par de veces. Hasta ahora los pude contener, pero las fuerzas me fallan. Y deben tener hambre.

domingo, 14 de junio de 2009

Nueva encuesta de cine (otra vez): Mal de amores




Me encantan las pelis románticas. ¿Qué? ¿No me pueden gustar las de zombies, de guerra, de super acción, de artes marciales, de vampiros y las de amor también? Por supuesto, soy chica.

Estas tienen la particularidad de no tener un final muy feliz que digamos. ¿Se pensaban que iba a poner 27 bodas? Más adelante…

La otra cara del amor (Chasing Amy) de Kevin Smith. Ben Affleck y Jason Lee chiquitos y hermosos. Triángulo amoroso con una chica de sexualidad variada. Imperdible.
Hay hombres idiotas…

Una buena chica (The good girl) de Miguel Arteta. Jeniffer Aniston sin hacer de Rachel y Jake Gyllenhaal cuando no lo conocía nadie. Con John C. Reilly y Tim Blake Nelson como coprotagonistas. Elenco de lujo. Peli chiquita y genial.
Hay mujeres idiotas…

Crimen y lujuria (Se, jie) de Ang Lee. Con Tony Leung que está para chuparse los dedos. China, estudiantes rebeldes y hombres poderosos. Ang Lee lo filma todo muy lindo.
Pero esta es la más estúpida de todas.

Voten sin lagrimear.

Vinos

Es la una de la mañana y se acabó el vino tinto.

Hube de abrir un Chardonnay-Chenin bastante aceptable.
Pero no es lo mismo.
Hoy era sábado de vino tinto.

Buenas noches.


La imagen es de ICANHASCHEEZBURGER. Y el michi es igual a Vomi.

viernes, 12 de junio de 2009

¡Quiero votar...

... y no tengo a quién!


Usualmente mi voto es positivo: voto a favor de alguien. Pero esta vez se me hace muy, muy difícil. No quiero votar "en contra de", pero parece que voy a terminar votando al que "menos mal me represente". Un desastre para la vida demócratica (es una forma de decir) y republicana (otra forma de decir).

La campaña gira en torno a si De Narváez es un capo narco (colombiano + empresario con plata = narco). Si Solá se pelea con De Narváez. Si Macri se pelea con Michetti. Si Kirchner es... bueno, algo. De Nacha no supimos más nada. ¿Volvió de la Polinesia? ¿El descanso le inspiró alguna idea?

Carrió y los radicales. ¿Quiénes?

El sábado Pino Solanas empezó con un barullo tremendo en la calle Florida y no pude dar mi clase cómo correspondía. Encima pintó todo el subte con una leyenda verde que dice "PINO SE PLANTA". ¿Es posible?

Ayer a la tarde frente a la Sociedad Rural un grupo de... ya ni se cómo llamarlos, se puso con muchos bombos a hacer más barullo aún que Pino Solanas protestando acerca de la supuesta explotación infantil en el campo. Desde las 6 de la tarde hasta las 9 de la noche. Demás está decir que tampoco pudimos dictar clases cómo hubiéramos debido. Gracias a Dios que los alumnos entienden estas cosas. Lo más gracioso (en sentido figurativo) fue que se trajeron un montón de chicos supuestamente explotados y los pusieron a cantar ahí. ¿Es posible?

¿Alguna idea? ¿Algún aporte de algo? Más allá de la vida personal de los candidatos que, sinceramente, no me interesa un carajo. Además de que son los mismos de siempre y ya los conozco de memoria.

El país se va parando de a poco. Ya cuesta un montón cobrar cualquier cosa. La gente está empezando a dejar de hacer y consumir. Estamos todos desesperados por que pasen las elecciones, no para votar sino para que la vida retome su actividad normal. Aunque nos de un poco de miedo lo que pasará a partir del 29 de junio.

No deja de resultarme curioso como una elección pueda generar tanto daño a la vida de un país, cuando debería ser todo lo contrario.



Entre tanta porquería Matisse me hace sentir bien.

jueves, 11 de junio de 2009

Segunda oportunidad


Le besaba el cuello con desesperación. Ella se excitaba. Sus manos ansiosas le recorrían todo el cuerpo. Sabía que él la deseaba tanto como ella. Las caricias llegaron a la cara y no se detuvieron. La quería así como era, con deformidad y todo. Sus besos eran increíbles, llenos de pasión, de emociones. Él empezó a abrirle la camisa y ella lo ayudó. Vio cómo se la comía con los ojos, casi con violencia.

Fueron al dormitorio. Se tiraron en la cama y se desvistieron mutuamente. Ella sintió el ardor de la piel de ese hombre maravilloso. Sintió la virilidad, la excitación. Sintió cómo su propia ansiedad crecía y la llenaba. Cerró los ojos.


Se sobresaltó al oír los golpes en la pared. Dejó su ánfora y salió al pasillo con las manos sucias de arcilla. No había nadie. Miró en el ascensor y tampoco vio nada. Sigilosamente se acercó a la puerta vecina y apoyó la oreja. Oyó gemidos de dolor y más golpes. Se agachó despacio hasta llegar a la cerradura y espió. Vio a los Gimenez tirados en el piso y a un hombre parado frente a ellos., de espaldas a la puerta. El hombre empezó a darse vuelta y ella se alejó.


Abrió los ojos sobresaltada. Pero él estaba allí, sobre ella, protegiéndola con su cuerpo de cualquier peligro. Ella se dio cuenta de que lo amaba. Él gemía excitado. La penetró y sintió un escalofrío.


Alguien intentó abrir la puerta. Sintió un escalofrío y se quedó mirándola fijamente. El hombre que había matado a los Gimenez la debió haber escuchado: sabía que era él. Maldijo su curiosidad, el momento en que salió. La puerta voló por el aire.


Una explosión se produjo en su interior. Ella gritó de placer como nunca antes lo había hecho. Él le sonrió al verla gozar. Entonces la levantó y la llevó contra la pared, tomándola por la espalda, jadeando.

Era el hombre más aterrador que había visto en su vida. No podía dejar de temblar. Trataba de achicarse, de alejarse de alguna manera de ese hombre que la tenía atrapada. Una caricia la hizo sospechar algo peor, que confirmó cuando sintió la erección del tipo. No le veía la cara, pero sentía los jadeos del monstruo. Cuando le bajó el pantalón y metió la mano en la bombacha, ella se desmayó.

Luego el tajo en la cara. El dolor. La cicatriz.


Y recordó. El jadeo. Todo volvió a su memoria. Se quedó paralizada mientras el terror se metía en su cuerpo. Él se apretó más contra su cuerpo. Ello lo reconoció: era la misma respiración. Entonces algo en su interior cambió. Fue un instante, una súbita transformación.

–No… –dijo con una voz apenas audible.

–No ¿qué? –preguntó él, violentamente.

La tenía sostenida por los brazos y le hundía los dedos en la carne. La lastimaba. Ella sintió una punzada de dolor. Su excitación fue en aumento.

–Por favor… –le susurró.– No pares.

Abrió los ojos, despacio. Veía todo borroso. Se sentía embotado, como borracho. Intentó levantarse pero el cuerpo le pesaba una tonelada. Miró alrededor intentando reconocer el lugar. Se dejó caer en la cama. Sentía que su cabeza estaba a punto de estallar. Vio unas cortinas oscuras: estaba en la casa de la rubia. Después de tanto tiempo buscándola, finalmente había logrado dar con ella. Recordó la tempestuosa noche anterior y sonrió. Entonces sintió un dolor terrible en la cara. Se llevó la mano a la mejilla y tocó una costra y una hendidura aún fresca. Se levantó y fue a dar contra la pared. Vio un charco de sangre seca en la sábana.

El dolor era insoportable, se extendía a toda su cabeza. Fue hacia el baño tambaleándose y se miró en el espejo: dos tajos enormes, uno en cada mejilla, decoraban su cara.

Intentó lavarse el pecho ensangrentado. Las rodillas le fallaban, la muy puta lo debería haber dopado con algo. Volvió a la habitación. Tenía que llamar a una ambulancia. Se sentía débil. En la mesa de luz había un teléfono, pero no tenía tono. Intentó vestirse para salir, buscar ayuda. Entonces, vio un papel en la cama. Estaba escrito con una caligrafía perfecta: “La búsqueda valió la pena ¿no? Fue la mejor noche que tuve en mi vida. Gracias por todo. Un beso, Flor”.

Martín dejó caer el papel, pare luego desplomarse sobre él.

sábado, 6 de junio de 2009

El modelo de Pickman

Lo que se veía en los cuadros era algo más que la simple interpretación de un artista; se trataba del propio infierno volcado con la mayor fidelidad que se pueda imaginar. No era posible confundir a Pickman con un imaginativo o con un romántico: su tarea se limitaba a reflejar un mundo terrible que él veía cristalinamente. Sólo Dios puede saber dónde había capturado las heréticas formas que se veían en los cuadros. Pero fuere cual fuere el origen de sus imágenes, algo era más que evidente: en cuanto a concepción y ejecución, Pickman era un pintor realista y casi científico.

Fragmento de "El modelo de Pickman", del más grande de todos: H. P. Lovecraft, que supo mantenerme varias noches en vela.

jueves, 4 de junio de 2009

Revuelo




Estoy en una vorágine.

Los pensamientos se me revuelan como si fueran pelos. Algunos se escapan y se los lleva el viento.

No tengo asidero, no hay barandas, no hay manijas.

Estoy en caída libre y lo disfruto.

Cierro los ojos y me dejo llevar.

El aire fresco me da en la cara y en las palabras.


Arriesgo.



La pintura es de Mira M. White

miércoles, 3 de junio de 2009

Conversación leída al pasar en el msn


La chica dice:
¿Te asustarías si te dijera que aún me gustás mucho y que sigo con ganas de volver a verte?
El chico dice:
No, para nada.
La chica dice:
¿Te asustarías si te preguntara si vos también tenés ganas de volver a verme?
El chico dice:
No, no me asustaría.
La chica dice:
¿Te molestaría responderme?
El chico dice:
No, tampoco me molestaría, pero no me preguntaste todavía.
La chica dice:
¿Tenés ganas de volver a verme?
El chico dice:
Sí.
La chica dice:
Volvemos a tener coincidencias.
El chico dice:
Así es.
La chica dice:
¿Siempre sos así tan medido?
El chico dice:
No, a veces hasta salgo de casa sin la escuadra.
La chica dice:
No te burles, malo. Te lo pregunto en serio porque me llama la atención.
El chico dice:
No sabría decirte, tendrás que descubrirlo vos.
La chica dice:
¿Es una cordial invitación?
El chico dice:
Puede tomarlo de esa manera.
La chica dice:
Muchas gracias. Acepto su invitación.
El chico dice:
De nada.

La chica dice:
¿Puedo invitarlo yo?
El chico dice:
Como no.
La chica dice:
Wanna go to the movies and find out I'm a good girl after all?
El chico dice:
Como no.

¡Basta del avión de Lost!


Ya estoy harta de escuchar a un montón de "especialistas" especular acerca de lo que pasó con el bendito avión.

¿Por qué no le preguntan a J.J. Abrams que la tiene re-clara con esto de aviones desaparecidos en acción?

Y mientras tanto el dengue diezma el Chaco.

Y mientras tanto cada vez faltan menos días para las elecciones y me parece que esta vez no tenemos campaña. ¡Qué aburrido!

Yo quería escuchar hablar a los candidatos pero sólo los veo hacer morisquetas en Gran Cuñado. ¡Qué aburrido!

¡Quiero que me entretengan! Y Lost es recontra-aburrida.


La imagen es de Colorear.info como se ve en el dibujito. A ver si encima me meten un juicio. Todo porque Ricardo me apura.