martes, 1 de diciembre de 2009

Encuesta de cine: Vampiros buenos (!?)



Me encantan las de vampiros, pero últimamente me están tirando abajo el personaje. De un tiempo a esta parte se me volvieron buenos y quieren a los humanos no sólo para chuparles la sangre. Quizás se deba a que otros no estén chupando la sangre… y no son precisamente vampiros.

Opción 1: Blade (de Stephen Norrington). Adaptación de comic, con Wesley para chuparse los dedos.

Opción 2: Underworld (de Len Wiseman). Lindos fx. Vampiros + hombres lobo. Wow!

Opción 3: Twilight (de Catherine Harwicke (who?)). Y bue...

You should pick just one.

Arte vs. oficio


Podés amasar harina, agua y huevos. Te salen una pastas sensacionales.
Podés amasar arcilla y salen maravillas.


La "Anguila espinal" es de Sebastián Hernández.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Carta de amor N° 633


Te ví por primera vez y me gustaste.
Te hablé por primera vez y me encantaste.
Te conocí y me emamoré de vos.
Ahora mi vida es mejor. Más satisfactoria y completa.
Vos eras lo que me faltaba para ser feliz.
Quiero estar con vos a toda hora, como quinceañera; te extraño todo el tiempo. Y me encanta sentir todo esto.

Pensé que algo así no iba a volver a suceder. Sin embargo, acá estoy, muriéndome de amor por vos.

Sólo quería decírtelo.



La imagen es de Conrad Roset.

Noviembre


Estaba en caída libre y remonté vuelo. Encontré un flujo de aire y me dejo llevar por él.

Las brisas cálidas de verano me sientan bien, el sol ilumina todos mis rincones.

Cliché ¿no?

So what?



La imagen es de Susana Bonet

sábado, 10 de octubre de 2009

Caconio


Caconio ya no está conmigo.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Incesante parloteo


Las botas siempre me las dejo puestas. Las medias de liga también. A veces la ropa interior también se queda. Un poco de dificultad puede ser entretenida. La lluvia me corre el rimel. El pelo se me pega a la cara. La punta de mis botas de clava en el barro mientras se me ensucian las medias en la parte de las rodillas. Ya no estás arriba mío.


¿Querés que me calle de una vez? Fuck me then. A menos que te gusten las cosas que te digo.

Carta de amor N° 425

Posiblemente hoy o mañana vaya al cine a ver la película en cuestión. Estuve escasa de tiempo, pero no lo dilataré más. Después de Drag me to hell necesito emociones fuertes.

Ahora que lo pienso, lo único que logra emocionarme es el cine. O la música. Con la peli de Sam Raimi salí exaltada de la sala. Y cada vez que escucho 505 de Arctic Monkeys, viajo a otros lados mejores. A mí me tienen que golpear muy fuerte la rodilla para que reaccione. Ya ni el sexo me provoca demasiado. Y en mi persona eso es mucho decir. Me asusta perder la sensibilidad hasta de los estímulos físicos.

¿Nuestro amor virtual ya no es invencible? ¿Ha bajado los brazos? ¿Acaso no necesitamos, los dos, emociones? Apuesto a que podemos emocionarnos. ¿Usted no?

Es la una y media de la tarde. Estoy tomando una Cunnington mientras se descongela el estofado. Se que estarás trabajando. Me tienta pasar por la librería y verte. Pero no lo voy a hacer. Quiero escribirte. Quiero imaginarte. Quiero escucharte a través de tus palabras.

No puedo mandarte sólo un beso. No es mi estilo. Te mando doce besos. De todo tipo para que los distribuyas de la manera más creativa que se te ocurra. No son tantos. No los desperdicies.

martes, 29 de septiembre de 2009

No way


Una amiga me lo pasó por el msn porque “vive por tu zona”. Ja.

Chico del barrio. Chat va, chat viene. Bajista. Uy. Reconozco cierta debilidad por los músicos de poca monta, o aspirantes a tales. El muchacho era educadito, nada de cosas zarpadas, todo muy “quiero que seamos amigos”. ¿Qué le iba a decir? ¿Que no? Vamos para adelante.

Cena en casa de una amiga. Veo su laptop. No me resisto. El msn me llama. Empezamos a chatear a las diez y media de la noche y terminamos a las seis de la mañana. Evidentemente, no teníamos grandes planes para un sábado a la noche. Quedamos en que venía a mi casa al día siguiente. Debo reconocer que con este chiquillo (era más joven, obviamente, como me gustan a mí) había generado ciertas expectativas. Pero de la pantalla a la vida real hay abismos.

17.30. Puntual como poca gente. Cute boy. Barbita de músico. Gorrita de músico. Remera de músico.

“Traje las pelis que te dije”.

“Buenísmo”.

Pusimos la película después de charlar un rato. Peli divertida y charla muuuy amena. Cada comentario nos acercábamos más.

“¿Te molesta que me siente tan cerca tuyo?” dice con cierto dejo de timidez.

Sonrío, invitadora.

“No.”

“¿Y si te beso?”

“Tampoco.”

Polvo de estrellas: cuatro unidades. Muy bien por el chico.

Más tarde pedimos una pizza con coca. El joven no quería tomar alcohol. Ni vino. Oh, oh. Vamos a hacer de cuenta que aquí no pasó nada. Llega la pizza y le doy plata, convencida de que después de ahorrarle el telo y brindarle un placer supremo, la iba a rechazar. Pero no. El muy rata agarró la guita, puso un poco más y bajó a buscar la pizza. Yo estaba descalza y no tenía ganas de salir.

Comimos, mientras terminábamos de ver otro film. Yo estaba muy cansada y quería dormir. Lo invité (no aprendo más) a quedarse pero adujo algunas excusas y se fue.

Hubo intentos de comunicación posteriores. Pero se quedó sin crédito en el teléfono y no le compraba una tarjeta.

NO hago más beneficencia. Para eso está Cáritas. Además, necesito cambiar el auto.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Del msn


Natalia, la capricorniana alegre dice:
Tengo la casa llena de vaquitas de San Antonio

N dice:
suerteeeeee

Natalia, la capricorniana alegre dice:
Vienen con el viento

Natalia, la capricorniana alegre dice:
Me dan miedo los insectos


La imagen es de Böhringer Friedrich

Carta de amor N° 115


No puedo creer lo que me pasa. Nunca pensé que volvería a sentir esto. Un sentimiento tan… cómo será que no encuentro las palabras. Este deseo incontrolable de tenerte a mi lado. La necesidad urgente de tocarte, de besarte.

Y cada vez que tenemos sexo… ¡Dios! El recuerdo queda filmado en mi cabeza, como tatuado en mi piel. Es embriagador. Y como un alcohólico no puedo esperar a tenerte otra vez.

Te extraño tanto que siento que me desgarro por dentro. Me doy cuenta de que no puedo estar lejos tuyo.

Cuando escucho tu voz en el teléfono mi corazón se detiene, mi respiración también. Todo mi cuerpo se concentra en los oídos para captar cada sonido, cada vibración de tu voz. Tus palabras dulces me enloquecen. Quiero que estés acá conmigo, o estar allá con vos. Haría cualquier cosa por verte.

Se que volvés pronto, pero no me aguanto. Te extraño demasiado.