sábado, 4 de abril de 2009


Me lo había presentado la hija de la madrina de mi hermana.
Todos querían consolar mi orfandad paterna y nada mejor que un nuevo candidato.
Como siempre, dije que si.
No es cosa de andar despreciando caballeros.
En esa época tarbajaba en Moreno y salía tarde del job.
Tomé el tren a eso de las once media (si estaría necesitada) y llegué a Once a las doce y media.
El caballero en cuestión estaba esperándome.
Me volví a preguntar por enésima vez porque agarraba viaje con las citas a ciegas.
1.60 mts, patas muy cortas, torso de Johnny Bravo, actitud: afortunada vos que me estás conociendo.
Todavía no se por qué extraña razón no pegué media vuelta y me volví al Sarmiento de medianoche.
Hola.
Hola. ¿Todo bien?
Sí.
¿Vamos a tomar algo?
Dale.
Sótano de su bulo, al lado de su casa.
Performance muy interesante.

Dos meses de citas en el sótano: la chica vestida de femme fatale, portaligas y escote importante. Mini ínfima.
Pasamos por casa primero así conocés a mis viejos. Además está mi hermana.
Hubiera deseado que un bache gigante se abriera ahí mismo y me tragara.
Conocí a todos, incluso al schnauzer llamado Lenny (por Kravitz, no por el amigo de Homero).
Vuelta al sótano.
Compensación: vimos "El tigre y el dragón". Lloré otra vez.
Continuaron las performances interesantes.
Pero la familia y el falcon bordó (sí, tenía un Falcon bordó che, no se rían) acechaban por ahí.
Break.
Se mira al espejo. Se adora son los ojos. Se relame en su propia belleza, construida por años de gimansio.
¿Qué te hubiera gustado ser?
Chan.
No se, antropóloga o DJ.
A mí me gusta ser abogado (¿qué otra cosa podía ser?) pero mi vocación frustada es ser patovica.
Lluvia de chanes.
¡Y se estaba mirando al espejo!

Fade out.

Paseo en falcon por la autopista.
Yo cada vez más desmotivada.
¿Cuántos hijos te gustaría tener?
Aducí circunstancias familiares adversas.
Insistencia de su parte, declaraciones de amor.

¿Por qué siempre me agarro los peores?

1 comentario:

Ricardo Fasseri dijo...

Habías salido con portaligas? guauu qué optimismo!