miércoles, 13 de mayo de 2009

Instantes

No veía la hora de volver a abrazarlo. Sería una gran sorpresa par él: ni remotamente esperaba mi presencia.

Entrar fue fácil, a pesar de que el muy astuto había cambiado la cerradura. ¿Qué cara pondría al verme después de tanto tiempo?

Decidí echar un vistazo. El lugar no había cambiado mucho desde la última vez que dormí allí. En la habitación había una lámpara nueva y una computadora. En la mesa de luz estaba el mismo portarretrato con la misma foto de su madre. Recordé los momentos pasados junto a ella. Tendría que visitarla también.

Recorrí toda la casa revolviendo cajones y armarios, pero cuidando de dejar las cosas como estaban; incluso algunas ropas de mujer que me dio asco tocar.

Después de una hora empecé a sentir hambre. Fui a la cocina. No estaba nerviosa: faltaba mucho para que él volviera de trabajar. Me emocionaba con sólo imaginar el momento del reencuentro. En la heladera descubrí una porción de torta de chocolate. Sigue siendo el mismo, pensé, y sonreí. Me bajé la torta con una lata de cerveza que encontré ahí también.

Miré el reloj, eran las cinco. Todavía faltaba un buen rato para que llegara. Me recosté en el diván del living con el bolso al lado mío. Quizá hasta pudiera echarme una siestita antes del encuentro. Me dormí, pensando en la gran sorpresa que le había preparado. Quería demostrarle que nunca había dejado de pensar en él.

Me despertó el timbre. Salté del sillón y fui a atender, pero me contuve: recordé para qué había venido. Yo estaba de regreso. Insistieron con el timbre durante un rato. Hasta que se fueron. Entonces busqué una silla del comedor y me senté frente a la puerta, con el bolso sobre la falda.

Vi un cenicero en la mesita que había al lado de la puerta. Era la segunda cosa extraña que había encontrado en la casa, primero aquellas ropas de mujer y ahora este cenicero. Evidentemente necesitaba de mí, había caído en el vicio del cigarrillo y el travestismo. Siempre le repetí que no lo podía dejar solo ni un minuto.

Una alarma sonó en la habitación. Casi me muero del susto. Pero me quedé quieta, esperando en mi silla. Se había vuelto tan descuidado que hasta ponía mal la hora del despertador. Pero eso no tenía importancia, ya no iba a necesitarlo más, ahora estaba yo. Mi reloj indicaba las seis. En cualquier momento entraría, estaríamos frente a frente y lo miraría a los ojos. Sería un momento sublime.

Escuché ruido de llaves y el corazón me dio un vuelco. Metí la mano en mi bolso. La llave giró, luego lo hizo el picaporte y la puerta se abrió. Se quedó ahí, estúpido, puso una ridícula cara de horror al ver mi sonrisa inesperada. Vi cómo se paró en seco, cómo se quedó con las llaves colgando de una mano y el maletín de la otra. El momento había llegado después de tanto tiempo.

Saqué el revólver y ni siquiera tuve que apuntar. Otra vez la misma expresión de terror. Retrocedió un paso, dispuesto a escapar, pero la bala le voló la frente.


La imagen es de Horacio Elena

16 comentarios:

Carlos dijo...

jajaja el sueño de muchas Ex. Muy bueno!

Natalia, la capricorniana alegre dijo...

¡Hola Carlos!

Sí,¿no? Igual esto es un cuentito, una mera ficción...

Pablo dijo...

Muy bueno. Yo hubiera comido la torta de chocolate con un buen café.

Natalia, la capricorniana alegre dijo...

Gracias, Pablo. Y sí, pero el personaje está un poco perturbado.

Anónimo dijo...

Muy bueno picu!!! Esto es nuevo, no? Te felicito. Besos

Ricardo Fasseri dijo...

No me gustó el final, pero el resto es espectacular!! tenés que escribir Naty! generás un clima muy especial en el relato, incluso los pequeños detalles dan una nota de color orignal e interesante. Me dió para imaginarme varios finales. Por ejemplo que el volvía con otro hombre, que hacías todo eso como ladrón hiper profesional que recorre un museo durante toda la noche, toca todos los diamantes, y si va al día siguiente si llevarse nada ni dejar rastros... y mil variantes más, escribimos algo juntos? ó armamos la fiesta primero? jaja.

Ah, la música de fondo acompaña genial el relato!

Natalia, la capricorniana alegre dijo...

No es nuevo. Es del 2001 más o menos. Pero está corregido.

Ricardo: A mí tampoco me cierra deltodo, pero no el final que está bien. Me cuesta escribir cosas donde no se muera alguien. Hace mucho que escribo pero tuve un "bloqueo creativo" de unos cuantos años. Estoy retomando el hábito.

¡Pero si es Gershwin! ¡Es Rhapsody in Blue! ¡Es la mejor música jamás creada!

Gabriela dijo...

ah si.. lo unico que yo en vez de volarle la cabeza de un tiro le hubiera dichjo GORRRR!! Me mudo acà porque veo que me extrañás tanto!!!

y no paro de hablar.. y cuando nos metemos en la cama le pregunto "bicho.. me querèssssss?

si lo voy a matar que sea de una manera lenta y tortuosa... hay hombres que se merecen mi presencia eterna!

Natalia, la capricorniana alegre dijo...

Gabriela: absolutamente. Sobre todo no pararía de hablar (cosa que no me cuesta nada).

La chica del cuento no es de las nuestras. Está desequilibrada, pero no tanto.
Besos

delivery post-crucifixión dijo...

Nooo, después de matarlo te comés el garrón del juicio, de la carcel..., desperdiciás tu vida.

La mejor manera de matar a alguien es con la ironía e indiferencia.

Me han matado con eso..., eso sí: los nuevos amores me han resucitado.

besitos again!

R.P.

Maga h dijo...

Genial Natalia, me gusta como escribís.
Muy bueno, guste mas o menos el final, sin duda sorprende y deja con la boca abierta.
Te felicito.

Magah

Natalia, la capricorniana alegre dijo...

R.P.: es que la chica esta no está en sus cabales. Yo ni a palos haría una cosa así. Por supuesto que lo mataría con la indiferencia o, en su defecto, con mi parloteo incesante.

Si están repartiendo después de la crucifixión, quiere decir que has resucitado. Por suerte.

Besitos para vos también.

Magah: qué bueno verte por acá! Bienvenida. Muchas gracias.

Ricardo Fasseri dijo...

Dale dale, escribí más de estas cosas! Vamos a esperar para leerlas.

Natalia, la capricorniana alegre dijo...

Gracias, Ricardo. En eso estoy.

Verónica Frágola dijo...

Hola Natalia! recién encuentro tu blog y decidí parar entre tanta lectura hermosa a decirte que te felcito!! me encanto tu blog! te sigo...
Saludos

Natalia, la capricorniana alegre dijo...

Bienvenida Fruticienta! Muchas gracias.
Saluditos