jueves, 16 de julio de 2009

Delivery


Apreció por internet. Mail va, mail viene. Pasamos al msn. Iba todo muy “amistoso” hasta que la conversación subió de tono. De ahí al teléfono sólo pasó un rato. A mí se me daba muy bien eso de la hot line. Surgió entonces la necesidad de concretar todo lo hablado por teléfono, que resultaba muy interesante.

“Vení a casa” ordenó.

“¿Con medias de liga?” propuse.

“¡Sí!” se entusiasmó, “y sin ropa interior”.

“Bueno”.

“Tocá el timbre y subí”.

Vestidito blanco, ajustado, con estampado de flores pequeñas en rojo y negro. Escote generoso. Medias de red (de liga, obviamente como habíamos acordado) y zapatos de taco. Camperita de cuero. “Cuando salgas del ascensor te ataco” había prometido su voz sensual en el teléfono. Y cumplió con la promesa en la oscuridad del pasillo.

Excelente el desempeño del muchacho. “Manos mágicas” terminó siendo su apodo.

Hubo varios encuentros muuuy interesantes. Un día estábamos en plena sesión de tarde y suena el portero. Era del delivery de Mc Donald’s, del cual nos habíamos olvidado por completo.

“Atendelo vos”.

“Esperá que me visto”

“No, así cómo estás”.

“¿Desnuda?”

“Así como estás”.

Demás está decir que me costaba un poco decirle que no al chico.

“Está bien”.

Dos minutos más tarde, suena el timbre. Abro la puerta con toda mi anatomía a la vista. El chico de la gorra roja se quedó duro, con la boca abierta.

“Hola” le sonrío.

Nada. Boca todavía abierta. Lindo chico.

“¿Querés pasar?”

Nada.

Me río.

“¿Cuánto es?” y me acerco un paso.

Reacción lenta.

“Cincuenta y cinco pesos” casi es un tartamudeo.

Mi chico tira el dinero al piso para que yo tenga que agacharme, de espaldas, para recogerlo. Lo hago. El Mc Donald’s boy no dice nada. Le doy el dinero, lo toma y se queda mirándome.

“¿Me das la comida?”

“Si”

Lo ayudo, pobrecito, a abrir la caja que contiene nuestras hamburguesas tibias. Rozo su mano y me gusta.

“¿Seguro que no querés pasar?” le sonrío.

Los sundaes caen al piso mientras los saca. Lo ayudo a levantarlos y noto que su mano tiembla mientras mira mi entrepierna.

Nos paramos y le susurro:

“Gracias”.

Le sonrió nuevamente y cierro la puerta.

Mi chico se ríe, casi orgulloso, y me lleva de nuevo a la cama.

Las hamburguesas frías son horribles y los sundaes calientes incomibles.

miércoles, 15 de julio de 2009

Audi


Frente a la chica y el chico pasa un Audi A4, flamante, patente que comienza con I.
La chica dice, mientras lo sigue con la mirada:
"¡Cómo me gusta ese auto!"

Los ojos del chico van del automóvil a la chica, y le dice:

"Pero con lo bien que cogés vos, si cobraras podrías tener uno."

Ella lo mira durante un momento y pregunta:

"¿En serio?"

"Por supuesto"

Ella se vuelve en dirección al auto que ya está lejos.

"Haberlo sabido antes..."

Canciones de amor

"Algún día estaremos muertos y, aunque ya no importe, ¿quién nos cantará canciones de amor?"

Mijail Gorvachov, que le grabó un disco de canciones de amor a su mujer que murió de leucemia.


La imagen es de Aurora Susino